Diecisiete de noviembre
2025
Vuelve a mi mente una y otra vez ese momento en que mi ojo izquierdo, cegado por la luz intensa, podía sentir cada uno de los movimientos de la pinza que arrastraba una membrana que cubría como un velo mis ojos.
La sensación que me llenaba era la de sacudir toda esa tela de araña molesta sofocante.
Sin embargo, me contuve hasta que el dolor de barriga se acrecentó y se volvió gigante y fue en ese momento que todo terminó.
Luego me colocaron el cono de la vergüenza y me fui para mi casa, aliviada y con ganas de comer harina crocante y fresca.
Nada fue doloroso.
Si, estresante y loco.






