Veintisiete de abril
Corro el velo y la claridad me envuelve, como si abriera los ojos por primera vez
Al ver, solo lo que quiero, es mas agradable
Sabiendo, que mas allá suenan los tambores
Esos tambores, de los que no quisiéramos enterarnos
Tampoco es que se pueden evadir lo feo, por mucho tiempo u olvidar
Y hablando de mandarinas
Estamos asomando cabeza y atravesando ventanas, luego de un largo período de vagancia, de la mas pura
Aún queda una flor en el jardín, el jardín diario, donde dejo el alma a su libre albedrío
Yo también quisiera tener una puerta que abrir y salir al sol de abril
Ahora a por el sol de mayo.
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