Dieciocho de febrero
Pensándolo bien los espejos que se rompen van al cementerio del olvido, sin embargo existen circunstancias agravantes, si se rompen con intensión, se paga una multa a la estupidez
Y te digo yo que,
no es tan fácil,
determinar el grado de intencionalidad
Tampoco hay clemencia alguna para el infractor
En este caso particular,
al dejarse llevar por la ira
Mas bien, tendría que hacer terapia doble (quizás con el mismo psicólogo) para aprender a dominar los instintos furiosos
O en último caso, el iracundo debería golpear la cabeza contra la pared (si es posible hasta que quede como una berenjena)
Tal vez así zafe de la multa
Eso, que golpee la pared con su cabeza.
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