En otro mundo

 

Hoy es veintiocho de febrero

Recuerdo perfectamente que podía ver desde mi lugar, la pantalla, los faroles antiguos y la bella dama del cartel, que sonreía dulcemente, siguiendo con la mirada a los que la miraban fijo, como yo.

Apenas apareció el rey de los monos, la muchedumbre del lugar, aplaudieron felices.

Sinceramente, pensé

Un rey...tan estúpido e irresponsable a quién le sirve, ni siquiera sabe jugar al fútbol, tampoco cantar y ni siquiera sabe posar para que lo pinten en algún cuadro para un coleccionista millonario.

Por lo menos, se sabe rascar la espalda contra la puerta y eso habla bien de él.

Vaya con el payaso que va detrás, le dicen "la consorte" y su tarea es sonreír y mover las manos de aquí para allá, tarea nada fácil comparado con el que barre las calles, después de la fiesta.

Seguiría hablando, pero de esto no se habla me dijeron, al pueblo no le gusta escuchar nada malo de nada.

Comprendo, nadie quiere escuchar nada de su propia estupidez.